lunes, 10 de mayo de 2010

El otro día se despidió el becario en practicas que habitualmente atendemos en nuestra empresa, dentro del marco de colaboración que tenemos establecido con diversos organismos. Se fue mostrando su satisfacción y agradecimiento por el tiempo que se había pasado en nuestra empresa y créanme si les digo que su estado positivo de ánimo estaba más que justificado.

Nuestra empresa dentro de una de sus habituales reuniones de mejora de su gestión, decidimos que íbamos a admitir la incorporación de becarios en prácticas con todo lo que ello supone:

La incorporación de un elemento nuevo a una organización empresarial (la nuestra) que trabaja con una cultura muy abierta (de responsabilidad), siempre implica un riesgo, por ejemplo, que el incorporado traiga consigo, manías, defectos, malas costumbres, pero también sus cosas buenas, su actitud y predisposición para aprender y para echar una mano a la organización en aquel desempeño que se le exija.

Todo ello nos aconsejo tomar muy en serio estas incorporaciones. Asumimos desde ese momento la responsabilidad en la que entrábamos al tener que asumir la tarea de formar al recién incorporado no solo por su bien, también por el nuestro y por lo tanto a no caer en la habitual desidia en la que suelen incurrirse con estos becarios

Determinamos un protocolo de incorporación dentro de nuestra acostumbrado esfuerzo en el buen hacer, con el que abordamos todos y cada uno de los servicios que gestionamos en nuestra empresa.

Lo primero que determinamos fue que deberíamos recibir al becario como si fuese un empleado seleccionado por nosotros.

Los segundo, informarle del contenido del protocolo que se basa en realizar tareas basadas en varias fases, con un ascenso en su dificultad de 45º. Dentro de cada periodo establecido se encarga de realizar las tareas encomendadas y finalmente se comprueba lo que ha aprendido en una reunión realizada al finalizar cada fase.

Además se le incorpora al área de actividades dónde de forma trasversal recibe información y conocimiento sobre toda la actividad que desarrollamos en la empresa, de tal manera, que lo que va escuchando va incorporándose a su acervo cultural y profesional que le será muy útil para cualquier otra incorporación a otra empresa.

La satisfacción del becario en prácticas estaba más que justificada. Al termino de sus practicas no solo ha convivido en una organización proactiva sino porque ha recibido una formación de acuerdo a las siguientes premisas.

                - Formación en una cultura de empresa en el que el empleado se mueve dentro de su desempeño profesional con máxima responsabilidad.

               -  Formación sobre todos los ámbitos de la gestión profesional.

               -  Formación sobre la importancia de orientarse al cliente, aplicada de forma practica.

               - Formación sobre diferentes ámbitos de la actividad, sinérgicos a la especialidad profesional que ha elegido.

               - Absorción de conocimiento al desarrollar sus prácticas en un entorno transversal de conocimiento.

Y finalmente una recomendación para que asuma que en la práctica real de su vida, al incorporarse a cualquier empresa, no va a ser fácil que encuentre el mismo tipo de satisfacción, pero esto, forma parte de los avatares a los que cualquier joven titulado se va a tener que enfrentar a lo largo de su vida y desempeño.

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