miércoles, 10 de febrero de 2010

No es la información financiera la que nos puede identificar que es lo eficiente ha realizar en nuestra empresa para rentabilizarla al máximo.

Voy a determinar porque implantar en una empresa un sistema de costes pero trazándolo del revés.

Lo primero es comprender el mercado. Debemos de conocer el terreno donde vamos a desarrollar nuestro negocio. Es en ese terreno donde se batirán las necesidades de nuestros clientes con los productos o servicios que les aportemos para que les solucionen cualquiera de las necesidades con las que salen para encontrarlas.

Lo segundo es aceptar que las empresas no somos ONG’S, necesitamos que la sabia de los márgenes fluyan por las arterias empresariales para después de cumplir con las operaciones corrientes y las obligaciones fiscales, alimenten y refuercen la caja común buscando el equilibrio de la autofinanciación o que sirvan para remunerar la inversión empresarial.

Para que un ejecutivo y su equipo pueda decidir que productos o servicios son los que aportan mayor rentabilidad, deben de reconocer cuales son los recursos a consumir para lograrlos y con esto creo que queda bien claro que hablamos de eficiencia y eficacia.

Descartando a la contabilidad financiera como la fuente de información que nos ayude a recopilar los datos para lograr el objetivo definido en el párrafo anterior, es preciso que busquemos la alternativa que nos proporcione dichos datos.

La contabilidad de costes junto a su prima hermana la contabilidad de gestión nos proporciona un marco donde reunir de manera coherente todos los datos que genera la actividad de la empresa para poder identificar siguiendo la trazabilidad de los procesos y las tareas, que, o cuales son los productos y/o servicios que finalmente nos dejan suficiente margen para que la suma de todos ellos nos aporte esa savia de margen que hará viable la empresa.

Os confieso que no es fácil. Pero tampoco es tan complejo como muchos quieren hacer ver. Es un sistema que nos exige por encima de todo, dos cosas fundamentales, conocimiento y sentido común. Con ambos, cualquier dificultad o complejidad puede se vencida y desde luego sus beneficios para la gestión y la toma de decisiones en cualquier ámbito, ya sea en el producto/servicio, como en el necesario control de rentabilidad en el cliente, serán necesarios y muy valiosos, para que con el mismo esfuerzo la empresa obtenga el máximo margen. ¿Vale la pena…o no?

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