jueves, 17 de enero de 2008

Básicamente "Basilea II" representa la nueva filosofía que se aplicaran a las relaciones entre la banca y las empresas, la cual ha ido posponiendo su puesta en marcha, pero que las entidades financieras pondrán definitivamente en vigor a partir de enero del 2008.

Hasta ahora, todos hemos ido basando nuestra relación con nuestros habituales proveedores de dinero, en el tiempo de relación, en nuestra buena suerte y en una relación sobre todo muy directa con el responsable de la sucursal con la que trabajamos.

A partir de ahora serán otras las normas las que regularizaran nuestras relaciones, las cuales, ya adelanto que estarán basadas en un comportamiento mucho más profesional sobre todo por parte de las empresas. Todos sabemos que para el crecimiento empresarial es necesario tener disponibilidad para el crédito a un coste razonable. A partir de los acuerdos adoptados en Basilea II es muy necesario que las empresas seamos capaces de evaluar el impacto que representara para nuestro crecimiento y competitividad.

Basilea II propone una nueva metodología a las entidades financieras para medir el "riesgo" del crédito que nos van a conceder. Esto implica para ellos, una mayor adecuación del capital requerido por parte de los bancos supervisores nacionales en función del riesgo asumido, lo cual obliga necesariamente a las entidades financieras a asumir y poner en practica las nuevas formas de medir los riesgos, lo que complicara sin duda la obtención de crédito para las empresas. Basilea II significa para la banca poner en marcha un "rating" o calificación crediticia para evaluar la solvencia de nuestras empresas cuando les pedimos un crédito. Esto que no parece una novedad puesto que las entidades financieras ya lo venían haciendo cambia con respecto a la situación anterior, en que la banca estará obligada a "clasificarnos" porque ellos a su vez estarán obligados a ser clasificados por el banco supervisor.

Bien es cierto que las entidades financieras solo estarán obligadas a poner la normativa de los acuerdos, dejando cierta discrecionalidad en los métodos de aplicación de los "rating". Un rating es un sistema cuantitativo (con fundamentos estadísticos), que pretende "predecir" cuando una empresa va a dejar de atender las obligaciones contraídas con la entidad prestataria. El volumen de crédito no es ilimitado y por ello las entidades financieras tienen que facilitarlo a aquellas empresas con un menor riesgo. Por esta razón los acuerdos de Basilea obligan a la banca a dotarse de recursos propios suficientes para afrontar las posibles perdidas futuras derivadas de los distintos riesgos, para lo cual exigirá por nuestra parte la elaboración y entrega de una información completa, fiable y sobre todo a tiempo, con la que complementara nuestra ficha bancaria, algo que las NIC (normas contables de contabilidad) vendrán a ayudarnos hacer. Esta situación determina por parte de la empresa, sea cual sea nuestro tamaño, salir de la situación de "opacidad informativa" con la que veníamos actuando, es por lo tanto fundamental que la empresa además de los informes contables obligatorios sea capaz de asumir un cambio en su cultura de gestión en la que además deberá informar con otro tipo de datos "cualitativos", que ayudara a la banca a clasificarnos de una manera más correcta.
A partir de ahora, la banca observara con atención las alertas financieras que les proporcionaran nuestros informes con especial atención a:
  • Nuestro apalancamiento financiero
  • Nuestra liquidez
  • Nuestra rentabilidad
  • Nuestra productividad
  • Nuestra estabilidad
  • El crecimiento de nuestros resultados

Aparentemente nada de esto es nuevo, en cambio en España han sido, por encima de todo, los "avales" lo realmente importante a la hora de concedernos crédito. A partir de ahora, -siguiendo la corriente anglosajona en la que los planes de viabilidad o los planes estratégicos son lo realmente importante para conceder créditos-, la banca Europea y la nuestra ya no es una excepción, se deberá acostumbrar a operar de la misma forma.

En esta situación Basilea II va a permitir tarifas más personalizadas a cada tipo de cliente "clasificado", donde la Pymes más solventes estarán mejor tratadas, Ampliación en las diferencias de tipos entre las empresas más y menos solventes. Tendrán mucha importancia las compensaciones, una mayor homogenización en los criterios entre los departamentos de riesgo de las entidades de crédito, mayor reconocimiento de las garantías personales en las condiciones del coste del crédito, entre otras.
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