miércoles, 4 de marzo de 2015

Esta releyendo el cuento de Lewis Carrol “Alicia en el país de las maravillas” y me entretuve en el capitulo del conejo con el que se encontraba Alicia ¿recuerdan? "deprisa", "deprisa" que llego tarde, lo cual me hizo reflexionar sobre la paranoia en la que los tiempos actuales nos imponen a todos. Y se me ha ocurrido reenfocarlo del cuento hacia la gestión empresarial.

Viendo la situación muy de cerca y poniendo un ejemplo diré que iba el viejo/nuevo emprendedor/empresario a desarrollar su negocio y va y lo reenfoca hacia el modelo “low cost”, si hombre, ya saben, aquello de poco margen y mucho volumen y acompañado además con poca inversión, todo ello dentro de la gestión comercial de “deprisa”, “deprisa”. Y cuando cierran balance de cuentas resulta que obviamente no da para pagar sueldos decentes a los empleados, por poner un ejemplo.

¿Solución? pues pagamos sueldos marginales a los empleados para defender nuestro más que estrecho margen. Pero hete aquí que el consumidor español arrastrado por la cultureta del todo gratis ,exige, acomodado en una espiral de precios cada vez más bajos, que los precios sigan bajando. Como consecuencia siguen bajando los márgenes, así que el axioma “margen por rotación”, principio de toda rentabilidad, cada vez va asfixiando más al emprendedor/empresario, y como solución, este todavía margina más el sueldo del empleado, hasta que finalmente lo despide para no contratar finalmente a nadie convirtiendo su empresa en algo marginal.

Por cierto el empleado (que es un consumidor) ante lo exiguo de su sueldo marginal se dirige a sus centros comerciales y tiendas mayoristas/minoristas donde se abastece y con él obtiene cada vez menos cosas y por lo tanto se queja de lo caros? que están los precios metiendo presión nuevamente al precio, eso si, todo muy "deprisa", "deprisa".
En estas circunstancia y como ultimo recurso nuestro emprendedor/empleado ante su falta de liquidez va al banco y pide un crédito "Deprsa", "deprisa", para con ello paliar sus problemas de liquidez, el cual recuerdo tiene que devolver, con lo que consigue agotar finalmente su liquidez y tambien el nuevo crédito para equilibrarla, hasta que finalmente ahogado por las deudas no tiene más remedio que cerrar, eso si, echando la culpa a la crisis y por supuesto, todo ello echo muy deprisa.

En definitiva nuestro emprendedor/empresario ignora, situado dentro de su entorno de “deprisa”, “deprisa” que para desarrollar con éxito su negocio no puede olvidar reglas de estrategia o de gestión que por desconocimiento y ante una situación de márgenes menguantes lo va a llevar a la marginalidad y de ahí al cierre de su negocio. Por cierto, para hacer esto el tiempo a utilizar es reflexivo y por lo tanto “lento”.
Entiendo que tener una idea de negocio y posteriormente desarrollarlo es algo que para el que la tiene, se acerca mucho a la felicidad, pero les recuerdo que en todo negocio/empresa hay una realidad, más cercana por cierto al modelo alemán, ¡el odioso modelo de disciplina, sacrificio y tenacidad y ahorro, que al modelo griego, mucho más de moda ultimamente y que como todo modelo estafa le dice a la gente justo lo contrario. Que vamos a entrar en un nuevo tiempo donde situados en un mundo perfecto todos los pobres recibirán dinero de los ricos que conseguirán finalmente hacernos pobres a todos y todo ello de forma inmediata ósea deprisa.

Miren en una situación normal, yo se que nunca tendré un vehículo Maseratti, es lógico, ya que basandome en la Ley de la proporcionalidad como mucho me acercaré a un vehículo utilitario más o menos chulo (contra gustos…?) y ello no me frustra, estoy educado para el trabajo, para la disciplina y sobre todo para conformarme con lo conseguido con el fruto de mi trabajo. Jamás, nadie me ha ayudado, ni cuando en algún ocasión lo he necesitado. Siempre lo he sacado todo adelante con pasión, con voluntad, con actitud positiva y con paciencia, y si alguna cosa he aprendido es que por muy “deprisa”, “deprisa” que quiera ir, el tiempo para lograr las metas, ¡es el que es!!. Y si te tiene claridad para ver donde se puede llegar, constancia en el propósito y paciencia para soportar el tiempo necesario al final se llega. Pero todo ello respetando las regla que todo negocio exige. Sobre todo con el conocimiento necesario y este, solo se logra con buena formación, y no hablo de la universitaria, aunque esta tambien sirve, desde luego.

Finalmente el emprendedor/empresario que he utilizado como ejemplo, ante su fracaso cuyo origen, -no tengan duda-, es en general sus fallos, provocados por el desconocimiento sobre la gestión de su negocio,  siempre optaran por echar la culpa, al gobierno, a la corrupción, a los partidos políticos, a la crisis, a la ecología, al al cambio climática en fin a todo menos reconocer sus propios errores y aprender de ellos y sobre todo a conformase con su condición, fruto de un esfuerzo que quizá no hizo cuando tocaba..

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