sábado, 14 de junio de 2014



En la empresa y en lo que se refiere a la contratación de personal, suele acabar en desastre cuando las competencias profesionales se confunden con la titulación. Pero esto alcanza categoría de catastrófico cuando se confunde la actitud profesional del empleado con la lógica tendencia a la confortabilidad del individuo. Esto es algo con que la actual dirección de la empresa va a tener que convivir y para lo que deberá buscar soluciones. ¡Ármense de paciencia, no va a ser fácil!

Efectivamente, las empresas se encuentran hoy en una tesitura en la que todos estos conceptos están "liados" lo cual no es bueno para la empresa, pero tampoco lo es para el empleado.

Las competencias profesionales se basan en experiencia acumulada tanto por la adquisición de la necesaria teoría (formación de grado) como por la practica que todos vamos adquiriendo cuando nos incorporamos a los distintos puestos de trabajo solicitados por las empresas. Tengo que aclarar sobre la cuestión que no se trata de aplicar el cumplimiento de las competencias básicas, sino en el enriquecimiento de las mismas por el constante estudio y experimentación que vayamos conformando y dándoles consistencia.

Créanme, todo ello no es posible desarrollarlo sin la adecuada actitud personal y profesional y es aquí donde el individuo (empleados en general) van a tener que luchar con la educación y valores recibidos en el seno de sus familias, la falsa cultura del todo gratis provocada por los últimos gobiernos de turno y finalmente por causa de la cultura laboral de este país, que ha centrado al empleado en la presencia a través de horarios de trabajo estandarizados para todos. Lo que ha sido capaz de conseguir que algún medico, (pongo por ejemplo), corte la atención a su paciente basándose en el horario porque lo han contratado como funcionario.

El profesional cuyo servicio esta pegado al análisis y diagnostico, (fiscalidad, abogados, médicos, etc.) no deben cortar cuando quieran, deben de hacerlo cuando puedan. Todo ello por supuesto dentro de una lógica profesional coherente y me acojo, -rebuscando en mis recuerdos- a lo que me dijo un gran graduado social desgraciadamente fallecido… "Luis, si eliges esta profesión, recuerda que lo más parecido a ella es un sacerdocio". Aquello me dio mucho que pensar pero finalmente decidí no abandonar a pesar de la advertencia y nunca me he arrepentido.

Y para tranquilidad de los nuevos voceros de la conciliación diré que la cuestión que planteo no indica que no ponga limites a mi jornada, de lo contrario podría caer en lo enfermizo y es evidente ¡que no estoy hablando de eso!. Pero desde luego trato de equilibrar las necesidades de los otros con mis inclinaciones a atender bien a mis clientes tanto internos como externos y ello muchas veces requiere sacrificio.

Pero si lo descrito hasta ahora no fuera suficientemente complejo, cuando abordamos el análisis en un mix entre las competencia profesionales y una edad determinada, entonces empieza actuar el mayor enemigo de todos "El circulo de confortabilidad", Es el circulo con el que nos rodeamos para sobrevivir al entorno agresivo y cambiante con el que nos ha tocado vivir, entonces estamos confundiendo nuestra vida con la de nuestros padres. Ellos si que podían entrar en el circulo, porque su entorno era muy regular y predecible, pero el nuestro no lo es, ni será así en el futuro.

Es muy posible que a mucha gente recién titulada les resulte muy complicado encontrar el trabajo con el que soñaron. Pero una vez encontrado se van a tener que enfrentar con que es muy probable que la titulación que han obtenido incluso la poca experiencia adquirida en eso que se ha venido a llamar "practicas en las empresas", no sea la adecuada para dar a la empresa lo que esta tiene que pagar por esas competencias que no van recibir y con ello la empresa va a tener un problema, pero el individuo también.

Como pertenecemos a una sociedad en la que la queja permanente tiene su carta de naturaleza, para satisfacerla buscaré un culpable. Es muy posible que internet haya sido muy culpable de esta situación con su endiablada inmediatez, pero con este monstruo no podemos enfrentarnos, solo podemos adaptarnos. Y para que la generalidad de ciudadanos comprenda lo que es este país, apuntaré una frase que nos regalo hace mucho años el mariscal Otto Von Bismark:

"La nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo".

Lo digo como aviso a navegantes y a los inventadores de realidades basadas en las fantasías de ayer y hoy. A estos les recomendaría que se dedicaran a cuentacuentos para niños.

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